domingo, 1 de noviembre de 2009

El día que el ultimo humano murió

Martínez Castañeda Antonio Tael 1MM1

El sonido del monitor se volvió monótono. Los cirujanos movieron negativamente la cabeza dejando sobre la camilla el material quirúrgico y uno de ellos dictaminó la hora exacta del momento de fallecimiento. 11:25pm. La hora en el que el último paciente de carne y hueso había muerto.
Una a una las luces del hospital se fueron apagando hasta dejar al complejo sumido en la oscuridad.
Fue esa, la ultima ocasión en que se emplearon jeringas, bisturí y gasas. La última vez que se usaron aquellos inventos como la resonancia magnética o los electrocardiogramas que en su momento fueron un hito tecnológico y que ahora eran dejados al olvido por obsoletos.
Afuera en las calles, gente… gente nacida de forma in vitro caminaba por medio de prótesis colocadas en su cuerpo ya no debido a accidentes o enfermedades sino por obligación legal. Hacia pocos años se había instaurado una ley gubernamental que ordenaba cabalmente colocar prótesis a todo niño menor de ocho años mediante la amputación de sus miembros naturales, quien no lo hiciera sería procesado penalmente y condenado a exilio.
No había necesidad de refacciones, las prótesis y las órtesis crecían con el humano mediante cambios fisiológicos. Su codificación se procesaba en el cerebro del humano tomando en cuenta todas las excepciones de cada persona y su evolución durante toda su vida.
El crecimiento tecnológico había llegado a tal punto que un grupo de neurólogos e ingenieros habían logrado el primer trasplante de cerebro, no a otro cerebro natural, en absoluto, sino a un cerebro creado a partir de tejido humano pero cuyas neuronas eran un conjunto de nano chips que se reproducían exponencialmente a medida que las funciones cerebrales lo exigían. Desde entonces los genios sobraban y día a día se creaban nuevas invenciones desde la vacuna del sida hasta hoteles en casi cualquier galaxia, esto, logrado gracias a la puesta en función de la teoría de la relatividad.
En aquel tiempo, los médicos eran obsoletos y se convertían en seres exiliados e ignorados. Ya no se necesitaba ni la farmacéutica ni la medicina, todo era ya suplantado por tecnología avanzada.
Las escuelas de medicina eran cerradas o modificadas para crear laboratorios de Bioinstrumentación y desarrollo biomédico o biónico.
Los nuevos crímenes ya no eran simples asaltos o asesinatos. No es posible asesinar a un robot, una bala era simplemente tratada como una gripe y el atacado solo debía ir a algún puesto de ingeniería para adquirir su nueva prótesis tan barata como un par de tenis. Ahora, los crímenes eran el hackeo de información cerebral, la desmembración y destrucción de un humano o la negación a aceptar la tecnología.
No había nada que el ser humano no pudiera hacer, dejo de llamarse humano para ponerse biónico, el ser biónico era completamente indestructible y eterno, carecía de sentimientos y de espíritu y ya no había casi nada natural en el.
Y todo a partir de la creación de los avances biomédicos, biónicos y biotecnológicos…
El día que el último ser humano natural murió, fue el último día de la humanidad…

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