lunes, 24 de agosto de 2009

EL MUNDO Y SUS DEMONIOS

Noria Vigueras Esbeidy

Biotecnología y Sociedad


Abstract
In the following essay there appear two chapters of the book " The world and your demons " of the author Carl Sagan of 1996. In both chapters: "the wind raises powder " and " there are no stupid questions " it gives us a perspective in general of what is the science and how thinks the mayority of the persons.

Resumen
En el siguiente ensayo se muestran dos capítulos del libro “El mundo y sus demonios” del autor Carl Sagan de 1996. En los dos capítulos: “el viento levanta polvo” y “no hay preguntas estúpidas” nos da una perspectiva en general de lo que es la ciencia y como la piensa la mayoría de las personas.

Palabras clave: Ciencia, nuevas generaciones, investigar, dudas, inquietudes, preguntas, respuestas y conocimientos

El viento levanta polvo…
¿La ciencia? ¿Me pregunto de donde surgió este término? ¿Quién la invento?...tan solo algunas preguntas quizás sin respuesta, como muchas otras que muchas personas se hacen ha diario cuando se encuentran camino a la escuela, trabajo, casa, preguntas que la mayoría de las veces nunca podemos contestar y que después de eso las olvidamos y nunca nos detenemos a pensar en como resolverla...desgraciadamente estamos tan mecanizados a hacer lo que todo mundo hace sin tener la iniciativa de investigar algo nuevo. Los seres humanos tenemos una virtud o defecto quizás, tenemos el síndrome de que si nadie tomo la iniciativa ninguna otra persona la tomara y todo nadie hará nada o que tal cuando todo lo dejamos para el “mañana” y la mayoría de las veces ese mañana nunca llega a menos que sea para algo que forzosamente tenemos que hacer, ya que si no es así nunca lo hacemos.
La ciencia se aprendió desde hace millones de años y no como se conoce ahora, quizá en ese tiempo ni siquiera se percataban que sus descubrimientos día a día servirían muchos de ellos hasta nuestros días, tal vez ni siquiera supieron que fueron grandes descubrimientos…simplemente lo hacían debido a sus necesidades que se les iban presentando día con día. Hoy en día la ciencia va evolucionando a pasos agigantados debido a que las generaciones actuales debido al entorno en el que se encuentra requiere de nueva tecnología, que es la ciencia aplicada. Sin embargo como se menciona en el texto la ciencia no es fácil de trasmitir a las generaciones actuales y a las venideras, no es lo mismo entenderse a mismo que transmitir lo que queremos que los demás comprendan o entiendan.

¿No hay preguntas estúpidas?
¿De dónde surgen las dudas? Todos contamos con la capacidad de tener el instinto o tal vez para muchos la necesidad de saber cosas nuevas o que tal vez nunca se les ha dado una respuesta en concreto, tal y como lo menciona el texto la mayoría de las personas que se hacen el tipo de preguntas que para los adultos parecieran sin sentido o de alguna manera tontas; son los niños debido a que ellos aun no entran a un entorno en el que desafortunadamente la sociedad esta mas al pendiente de quien se equivoca, quien comente una imprudencia o quien hace preguntas “estúpidas” para que en lugar de tratar de responder se burlen y con este poco a poco las personas se vayan reprimiendo a las inquietudes y abandonen el instinto de resolver sus dudas.
También se debe considerar la educación que se da en México que siendo sinceros es pésima y todo esto debido a que los profesores ya no se desviven por transmitir los conocimientos a sus alumnos, si no que ahora solo lo hacen por ganar un sueldo o simplemente por ocupar un lugar social y esto de igual manera repercute en las nuevas generaciones, ya que se puede observar que hoy en día los niños están acostumbrados a que todo lo hace con “maquinitas” y no como se aplicaba antes que era usado el método empírico, esto se ve afectado en el cerebro que poco a poco se va haciendo mas perezoso por llamarlo de laguna manera. Todas las personas tenemos la capacidad de descubrir algo sin tener la necesidad por ahora de mostrar como sucedió si no simplemente mostrarlo al mundo.

Bibliografía
Carl Sagan, El mundo y sus demonios, Ed Planeta, 1996, Pág 334- 364

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