lunes, 24 de agosto de 2009

LA EDUCACIÒN- “¿Todos tenemos derecho a ella?”

Martínez Hernández Guadalupe Ana Gabriela

Cuando se habla de educación se toca un amplio mundo de contradicciones y argumentos, pues tenemos en debate la herramienta más importante y sin duda valiosa que de una u otra manera, todos podemos alcanzar. Ponemos como argumento muchos de los acontecimientos de los cuales hemos sido presa, la sociedad ha establecido estándares de educación, y esto nos ha llevado a heredar problemas y carencias cada vez más graves de generación en generación.
La educación va mucho mas allá de ser un simple concepto de libros y apuntes, de un maestro impartiendo su clase a 30 o 40 alumnos, la educación es un sin número de circunstancias a las cuales se enfrenta el ser humano, desde los acontecimientos de los que es testigo en casa, en la calle, y por supuesto dentro del aula, así como todos los componentes de los que los pupilos se llenan al entrar a una escuela. Pero una persona que no accede a esté espacio, también está abierto a la posibilidad de recibir educación constante en manos de aquellos que quizá no tengan un titulo de pedagogos, pero sin embargo, enseñan igual o mejor que muchos que si lo tienen, los maestros de vida, gente con experiencia que sin dejar tarea o hacer dinámicas de aprendizaje, nos llena de sabios y poderosos conceptos.
El mundo es un constante cambio, y hablando un poco más de las enseñanzas impartidas en el aula, la educación se vuelve el elemento fundamental que permite que este cambio se efectué con mayor fluidez, sin embargo el concepto de educación y su entorno se ha ensuciado de factores extra académicos, simplemente se basa en el deseo desenfrenado por obtener algo que quizá no se ha podido ganar con aptitudes.
Es aquí donde la palabra “actitud” toma una suma importancia, negociamos el conocimiento, buscamos a toda costa un lugar para cultivar nuestra poca o mucha situación intelectual, y lo logramos, entramos mediante medios desconocidos a un espacio destinado a otro individuo con menos actitud pero más aptitud
Esta continua pelea se ve constantemente en la mayoría de las instituciones reconocidas como de excelencia, se entra en el conflicto más grande de la formación de un individuo, ¿Qué se debe hacer, le damos la educación a quien tiene ganas de obtenerla, o a aquel que tiene la capacidad para desarrollarla? La respuesta a esta cuestión sigue sin llegar en nuestros días, intentando basarse en filtros de selección que buscan el justo equilibrio aptitud-actitud, sin mayor éxito hasta el momento. Es necesario este sistema debido a la carencia evidente de mayores lugares de enseñanza, se exige continuamente al gobierno que abra más escuelas, pero también que las abra con calidad y mejoré las existentes. Y me pregunto, ¿Queremos cantidad o calidad? ¿Requerimos mejores escuelas cuando tenemos instituciones con nivel competitivo mundial?
En mi perspectiva muy personal el sistema esta enviciado en un ambiente nada grato, sin embargo, pedir mayores instituciones nos haría bajar el nivel de las actuales, porque, seamos realistas, el país en el que vivimos no cuenta con las armas necesarias para cubrir estas expectativas a un nivel como el actual. El abrir más espacios para la gente que se queda sin oportunidades, es a su vez abrir un bloque inmenso para aquellos que carecen de lo mencionado con anterioridad, actitud-aptitud.
Hablando de los filtros de selección, siempre he considerado que son no solo importantes, si no necesarios, el pasar pruebas y retos del nivel que sea a lo largo de la formación nos hace tomar un compromiso más firme acerca de lo que queremos, buscamos y obtenemos. La sencillez o dificultad de cada uno de ellos, dependerá de la institución, pero el grado de compromiso personal, marca una pauta importante para pasar o no cualquier proceso de admisión.
Los niveles que las instituciones marcan, se ven desvirtuados a causa de la falta de uniformidad en los sistemas escolares en nuestro país, en donde aprender matemáticas en un aula del IPN no es lo mismo que hacerlo en un CETIS, aprender humanidades en la UNAM no representa lo mismo que hacerlo en el IPN. Por lo tanto, llegar a un proceso de selección bien o mal preparado, se basa continuamente en las decisiones que tomamos en nuestra educación básica y las circunstancias a las que fuimos sujetos.
Estas circunstancias continuamente son afectadas por eventos fue del alcance de los estudiantes promedio en nuestro país, la situación económica dentro de él nos ha hecho presa de no tener la capacidad para escoger, si no simplemente aceptar, el alumno mexicano de clase media elige una institución para estudiar de manera condicionada a las posibilidades que le ofrece su familia, es decir, tiempo, lugar y dinero. Ya se toma muy poco en cuenta si la escuela puede cubrir tus necesidades a nivel profesional, se busca si está ubicada cerca de tu domicilio, porque de no ser así el riesgo a ser presa de la delincuencia aumenta, no se pide que la institución tenga un plan de estudios completo, se pide que el traslado a ella no salga caro pues no alcanza para mucho… Simplemente nos tenemos que apegar a lo se puede, y no a lo que se busca.
De ahí que la mayoría termine estudiando en un CETIS, CBTIS, Bachilleres, Escuelas Privadas y demás instituciones que te ofrecen una educación académica a tu alcance, pero que te pone barreras al querer continuar con una preparación de nivel avanzado, es por ello que al desear superarse alumnos de estas escuelas presentan diversos exámenes de admisión a IPN, UNAM o UAM principalmente, llegando a éste con una clara desventaja en comparación con alumnos que provienen de sus vocacionales o prepas con un nivel comparativamente mayor.
Sin embargo, de igual manera, dentro de las instituciones del llamado “mayor nivel educativo” también existes amplias y marcadas diferencias y contrastes entre una y otra, volviéndose una guerra continua por demostrar cuál de todas es la mejor de todo el instituto, y dejando de lado la idea de hacer de todas una comunidad uniforme, competitiva y exitosa.
Con todo esto llegamos a un proceso de selección con todo un recopilado de un sinfín de circunstancia en donde vemos todo excepto una competición justa. Por lo cual no podemos esperar más que un resultado vago, que no nos garantiza nunca que los elegidos sean verdaderamente los alumnos con las mayores posibilidades de éxito, si no simplemente, aquellos que mejor suerte han tenido a lo largo de su educación básica.
Y bien, retomando la pregunta por la cual fue desarrollado este análisis “todos tenemos derecho a la educación”. Veamos, específicamente en nuestro país, según mi punto de vista, no, y no porque desgraciadamente no todos contamos con la actitud necesaria para hacerla valer, a pesar de que como seres humanos, todos tengamos la capacidad. A lo que si estoy cien por ciento apegada, es a la idea de que todos merecemos una oportunidad para demostrar si contamos o no con los elementos necesarios para recibir educación, pero a base de un sistema mucho mejor desarrollado que el actual, en donde en verdad queden dentro aquellas personas que deben estarlo, y fuera no aquellas personas sin suerte, si no personas sin aptitud-actitud.

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